Hasta cuándo le vamos a echar toda la culpa de la inseguridad a la gestión de Montenegro?
Son momentos de mucha intranquilidad de los vecinos.
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La inseguridad, ese flagelo que afecta a tantas comunidades, es un problema que no admite soluciones mágicas ni culpas simplistas. En Mar del Plata, el intendente Guillermo Montenegro y su secretario de Seguridad, Rodrigo Goncalvez, suelen ser los destinatarios de las críticas por los altos índices de delitos. Sin embargo, ¿es justo apuntar exclusivamente a la gestión municipal cuando las responsabilidades de la seguridad pública están distribuidas de manera tan compleja?
La policía bonaerense, fuerza principal encargada de la prevención y acción en delitos, depende del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Este ministerio, encabezado por Javier Alonso, bajo la órbita del gobernador Axel Kicillof, define las estrategias operativas, incluyendo el sistema de comando de patrullas. Precisamente este sistema, diseñado para coordinar los recursos de las fuerzas, ha sido objeto de fuertes cuestionamientos en los últimos meses.
En ese contexto, resulta llamativo que las mismas voces desde dentro de la policía, incluidos comisarios y agentes, estén alzándose para denunciar los pésimos resultados de este esquema. Desde hace cuatro meses, los robos a mano armada, las entraderas y los delitos cometidos por motochorros han crecido de manera alarmante. Este aumento no es solo una percepción ciudadana; es un hecho que las estadísticas y los relatos de las víctimas confirman día tras día.
Es legítimo que la comunidad exija respuestas y soluciones, pero también es fundamental que el debate sea honesto. Los municipios tienen un rol en materia de prevención, iluminación, cámaras de seguridad y otras medidas complementarias, pero no pueden diseñar ni ejecutar las políticas estructurales que afectan el accionar policial. Culpar exclusivamente a Montenegro y a Goncalvez por la inseguridad es no solo impreciso, sino también injusto.
Es momento de que el Ministerio de Seguridad bonaerense asuma su cuota de responsabilidad. La falta de efectividad en la coordinación y el diseño estratégico no solo impacta en la percepción de seguridad, sino también en la moral de las propias fuerzas policiales, quienes hoy se ven desbordadas y desmotivadas.
La seguridad es un tema transversal que requiere compromiso de todos los niveles de gobierno. Mientras sigamos buscando culpables equivocados, las soluciones seguirán siendo inalcanzables. ¿No es hora de exigir claridad y resultados a quienes realmente tienen el poder de cambiar las cosas?