El Gobierno desreguló el precio de las garrafas para fomentar la competitividad
Es una acción en medio de un crudo invierno.
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En una medida dura por parte de la gestión de Milei, la Secretaría de Energía ha decidido desregular el precio del Gas Licuado de Petróleo (GLP), una decisión que busca promover la competitividad en el mercado, impulsar la expansión del sector y asegurar que el precio al consumidor final refleje los costos económicos reales. Este cambio normativo afectará a aproximadamente el 43% de la población argentina, que depende del gas envasado en garrafas para cocinar y calefaccionarse.
La medida elimina los "Precios Máximos de Referencia" que hasta ahora regían las etapas de fraccionamiento, distribución y venta al público de las garrafas. En su lugar, se han establecido "precios de referencia" que no cuentan con un tope, lo que permitirá una mayor flexibilidad para que los precios reflejen las variaciones en los costos del mercado.
Desde el Gobierno, sostienen que esta desregulación busca evitar distorsiones en los precios y garantizar que estos se alineen más fielmente con los costos de producción y distribución. Con este enfoque, se espera que la oferta y la demanda en el mercado del GLP se ajusten más dinámicamente, promoviendo una mayor eficiencia y competitividad entre los proveedores.
Sin embargo, la medida no está exenta de controversia. Si bien se plantea como un paso hacia un mercado más libre y competitivo, existe preocupación entre los consumidores, especialmente aquellos de bajos ingresos, quienes temen que esta desregulación pueda llevar a aumentos significativos en los precios de las garrafas, afectando su capacidad para acceder a un recurso energético esencial.
En un contexto económico ya desafiante para muchas familias argentinas, el impacto de esta medida será seguido de cerca, tanto por los analistas del sector como por los consumidores que dependen del gas envasado para su vida diaria.